
A veces herimos a las personas que más queremos, sólo por el mero hecho de eso, de que las queremos demasiado y nos preocupamos en demasia por lo que nosotros creemos su bienestar.
Otras, como existe tanta confianza, dejamos fluir nuestras frustaciones en contra de esa persona, sin darnos cuenta del daño que le podemos hacer.
La utilizamos como nuestro "saco de boxer" sin importarnos sus sentimientos ni nada.
Y cuando te rebotas y dices: ¡BASTAAAAAA!!!!! NO QUIERO SER EL "SACO DE BOXER" de nadie, tengo sentimientos y tampoco soy tan fuerte como para ir aguantando, vuelves a ser la mala de la película.
DE HECHO... NUNCA LO DEJASTES DE SER