algo lasciva,
por toda la superficie
de ese cuerpo que
a veces llama y, a
veces, no
Dejar fluir esas yemas
de los dedos buscando
el poder volver a
erizar aquel trozo de
piel tan especial
Dejar fluir la lengua,
por el camino marcado
por esas yemas,
hambrienta de
sabores nuevos, o
no tan nuevos
Cerrar los ojos y
abrir todos los
sentidos y dejar
fluir hasta que
se consuman los
fluidos
2 de Noviembre de 2018