Y sin apenas evitarlo
nuestras miradas se
volvieron a cruzar...
Y sin poder evitarlo
nuestros cuerpos se
acercaron lentamente...
Y sin querer evitarlo
nuestras lenguas empezaron
a recorrer esa geografia
que no por conocida
dejábamos de desear...
Y sin evitarlo, nos
volvimos a pedir una
noche más,
utilizar nuestros cuerpos
por penúltima vez
mezclando sudor y saliva...
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