Y te soñé sin quererlo
sin intuirlo, sin pedirlo.
Poco a poco, ibas apareciendo
en mis sueños, desdiluyéndote,
dibujándote, descifrándote.
Tu aliento en mi nuca...
tu lengua en mi cuello...
tus manos atreviéndose a explorar.
Eras cada vez más real,
sin definirte...
Hasta que nos encontramos,
me viniste a buscar,
nos reconocimos,
se juntaron nuestras manos...
y surgió la primera chispa.
Dos palabras:
Vicio y tuyo
Pero no, no era ni el lugar
ni el momento...
lunes, 29 de octubre de 2012
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